sábado, 21 de noviembre de 2015

El Chico Perfecto

Comenzaba a llover. Al sentir las gotas, los invitados abandonaron el jardín y se refugiaron en la casa. ¡Cuánta gente había adentro ahora!
Naturalmente unos bailaban, otros charlaban, otros iban de aquí a allá. Aunque el nivel de alcohol en sus cuerpos variaba, todos habían tomado.

Si bien no era una fiesta increíble, todos la estaban pasando bien; un grupo de amigos estaba en una esquina, riendo y platicando de cualquier cosa. Justo cómo lo hacían antes de que su conversación se basara en informes, clientes, el jefe, los pagos, el mal salario y esas cosas de adultos.
 Aunque el grupo a veces era más grande que otras veces, generalmente estuvieron juntos los 5 "de siempre" (Cuatro años en la vida de alguien, incluso menos, bastan para haber estado "siempre").

En una fiesta todos somos amigos y ya habiendo tomado unas copas, la plática y el baile con extraños fluye como agua de río. De pronto el grupo de chicos que alguna vez estudiaron juntos comenzó a hacerse más pequeño: unos se fueron a bailar, otros se fueron a la barra por más alcohol, otros fueron al baño y no regresaron. Se separaron de a poco hasta que sólo quedaba uno.

Caminaba por la casa buscando a sus amigos, se detenía ocasionalmente para platicar un poco con alguien, y seguía su búsqueda. Estuvo así por un buen rato sin resultados.
No conocía a muchos, tuvo una semana pesada y pensó en irse, pero las llaves de su coche estaban en la bolsa de una amiga desaparecida con la que se iría. Iván estaba atrincherado.

Y pasó. Sabía que iba a pasar. Mejor dicho, no lo sabía; lo esperaba. Al otro lado de la casa, atrás de muchas personas, se encontraba un pequeño grupo de amigos: dos varones y dos chicas. Era él.
Ya lo había visto antes. ¡Cómo no hacerlo! Era increíblemente guapo.
Estaba allí, sonriendo, platicando y en realidad no hacía nada en particular. No lo necesitaba, es la clase de chico que no necesita hacer nada para ser encantador.
Nunca habían cruzado palabra alguna, tampoco se había dado la oportunidad, ni siquiera el motivo.

Ni siquiera habían cruzado miradas, de hecho, aunque  Iván lo había visto por primera vez hace algún tiempo en la universidad, el otro no sabía de su existencia. O al menos no lo recordaba.
Iván sí. Lo había visto en la ceremonia de bienvenida, por la cual sabía que era más chico que él y que estudiaba lo mismo. Más no sabía de él.
Mientras iba por otro trago lo observaba discretamente, él estaba muy afectivo con una de sus amigas. Iván pensó que era su novia, si, seguro era su novia. No podía ser de otro modo.
De más está decir que ella también estaba muy linda. Ella y todo su grupo de amigos. ¿Qué los junta? En fin.

Después de haber conseguido más alcohol, habló un rato con unos compañeros, además había visto que sus amigos ya reaparecían en la escena. Buscando con la mirada a su amiga que tenía sus llaves, vio a "la novia" ligando con otro chico. Un ligero sentimiento de alegría lo llenó. Ahora el grupo del otro chico se había desintegrado, estaba sólo.
Sabía lo que quería hacer y lo hizo. No necesitaba tomar más para hacerlo. Se acercó al chico.


-Hola, ¿qué tal la estás pasando?
-Bien, está muy tranquila la fiesta ¿no?
-Si, de hecho no está tan buena.
-Ya sé haha
Sonrió de nuevo, pero ahora estaba tan cerca que la pudo ver con detalle. No pudo hacer más que sonreír también.
-Las anteriores han sido mejores.
-Sí? Es mi primera. Apenas entré.
-En serio? Y qué tal te va?
-Pues no me va mal, pero tampoco muy bien.

La conversación siguió por poco tiempo. Luego dio un giro inesperado.

-¿Cómo le dirías a un chico que se cambió de sexo, él o ella?
I: Pues, no sé...depende
-Es que un amigo lo acaba de hacer....Digo, a mi no me importa. Yo soy gay.

El mundo se detuvo para Iván por un segundo. No sabía que debía hacer ahora, antes de eso, no sabía que decir. En meros segundos había pensado en un infinito número de posibilidades, pero ningún pensamiento estaba bien estructurado. ¿Por qué nunca  sabía que hacer cuando se encontraba a un chico así?
No había pasado mucho tiempo, casi nada, después de esa última frase, cuando por fin pudo pronunciar algo.

I: Yo también.
-En serio? No pareces.
I: Tu tampoco.
-Qué bien. No es tan fácil hacer amigos.
I: Es cosa de buscar. En mi generación somos tres.
-¿Tres? ¡Tres es demasiado!

La conversación iba bien. Pero demasiado. De hecho Iván sabía que era muy peligroso, pues se había dado cuenta que no sólo era guapo. Tenían muchas cosas en común, era en resumen un chico increíble... y gay. Uno de los que no hay. De pronto pregunta:

-¿Y qué tal el amor?
I: Pues muy tranquilito todo, sin novedad.
-¿Tienes novio?
I: No... ¿tu?
-Yo sí.

Sonrieron de nuevo, de hecho lo hicieron varias veces más mientras siguieron platicando. Pero Iván ya no se la estaba pasando tan bien, quería salir de la fiesta, llegar a su casa y dormir, o tomar, o drogarse, todo menos estar allí. Se sentía estúpido, era tan obvio que chicos así jamás están solos (al menos físicamente), se sentía estúpido por sentirse estúpido, sólo habían hablado ¿una hora?¿dos? y ya había creado una historia con final feliz, ¿Con qué fundamentos?
Finalmente le preguntó su nombre, Francisco, respondió.

Francisco tuvo que ir al baño, Iván aprovechó para regresar a su grupo de amigos. La gente empezaba a irse y decidieron marcharse pronto. Francisco volvió y lo estaba buscando, pero no lo vio (tampoco se encontraba al 100). Regresó con sus amigos también.

La hora de irse había llegado, Iván llevaría a dos amigas a sus casas antes. Pensó en despedirse de Francisco, pero no lo hizo.
En el camino platicaron acerca de la fiesta. Jamás se menciono a Francisco.

Ya en su casa y bajo la protección de sus sábanas Iván estaba a punto de dormir, revisó su teléfono por última vez para responder los últimos mensajes del día cuando por impulso, abrió Facebook, escribió las primeras letras del nombre F-R-A-N cuando apareció su perfil.
La foto de perfil era claro, la de una bonita pareja de chicos lindos.
Comenzó a navegar por su mar de fotos, y entre más profundo llegaba más se convencía de que entre ellos había una brecha invisible que los separaba, y no era sólo el novio.
 Y digo invisible porque no era cultural o social, si acaso económica pero tampoco era una barbaridad. Francisco al parecer tenía todo, un novio lindo, una bonita familia, padres amorosos y hermanos que se apoyan, una casa linda (y grande), buenos amigos.
Es más, sólo faltaba la foto con un simpático perro para que Iván se hubiera dado un tiro.
Era demasiado, alguien como Iván no tiene cabida en la vida de alguien como Francisco.
Demasiado para un día.

Apagó la pantalla. Se quedó pensando un rato y la volvió a encender. Le envió una solicitud de amistad. Para cuando despertó, Francisco la había aceptado. Pero no le mandó ningún mensaje, no sabía si debía. Lo hizo unos días después, y han tenido pequeñas pláticas desde entonces. A veces muy fructíferas, otras muy sosas. A veces se responden casi de manera instantánea, otras se dejan en visto.

Iván sabe que Francisco no está interesado, pero también sabe que no se puede quedar sin hacer nada, que tal vez no pase nada pronto, tal vez nunca pase, pero que también la vida da muchas vueltas y entonces, tal vez algo pase.



sábado, 17 de octubre de 2015

Ser fácil no es fácil

Contrario a lo que mucha gente piensa, acostarse (o al menos "ligar") con muchas personas no tiene nada de fácil.
Como todo en la vida, con la práctica se desarrollan habilidades y con la teoría se expanden la técnica, pero contrario a las matemáticas, acostarse con mucha gente tiene consecuencias psicológicas y en el peor de los casos físicas. Lo peor de todo es que la mayoría de la gente cae en círculos viciosos y muy pocos están conscientes de esto.

En primer lugar, es el motivo de por qué lo hacemos, ¿es por que nos sentimos queridos/deseados/importantes esa hora? ¿es por que entre mayor número de personas somos mejores? ¿es por que creemos que vamos a encontrar el amor cogiendo con uno y otro hasta que salga el correcto? ¿Represión de la sexualidad?
Así hay muchísimas más opciones, un simple "porque me gusta" o "porque es divertido" sólo merece un lento aplauso.
Sí andamos de promiscuos para llenar un tipo de vacío, empezamos mal. Por supuesto que hay grados que van desde lo más inofensivo a trampas de arena movediza.

Yo lo hago, en cierto grado, para sentirme en compañía. No me importa mucho lo que me dicen, y después de un tiempo me aburro y me deshago de ellos y los sustituyo por otros y así sucesivamente. Valoro mucho mi tiempo y no me gusta "perderlo" en conocer gente que no me parece interesante y que no me importa.

Esto nos lleva al segundo punto, los sentimientos que se vienen de la promiscuidad.
Para salir a acostarse con el mundo uno tiene que estar bien decidido y enfocado a lo que va, es como salir a mar abierto, o a caminar en un día frío. Un paso en falso y todo se va al carajo.
Uno tiene que saber que aunque haya muchas risas y mucha química y los mejores elogios, la probabilidad de que ese chico se acueste (y le diga lo mismo) con otro en un futuro cercano, es muy alta. Puedes ser muy bueno, y tal vez quieran repetir o algo así, pero pies en la tierra, cogiendo no se enamora uno.
Del otro lado, deshacerte de las personas tampoco es fácil. A (casi) nadie le gusta ser un villano, mucho menos un terrorista emocional, por lo que uno tiene que buscar la forma de alejarse antes de que alguien se "enganche" en serio.

Este punto para mí es particularmente difícil porque hasta cierto punto me siento responsable de sentimientos ajenos. Siendo objetivos, el sexo que doy es bastante bueno y creo que entra en la misma categoría que el sexo con un fortachón de poca habilidad pero pene pronunciado. Pero no sólo eso, yo si hablo, los trato como amigos y soy bastante buena onda con ellos. El problema es que muchas veces se enganchan y luego no sé qué hacer.

El tercer punto es el físico, pero de eso ya se sabe mucho.

Entonces, pasa que en el mundo del sexo gay te encuentras a gente que, independientemente del nivel socioeconómico, de la raza o del tipo de cuerpo, comparten un set de inseguridades que son las mismas. Que necesitan atención, cariño, dinero, un escape, etc. Yo me la llevo muy tranquilo en ese sentido y (aquí viene mi trauma) creo que quiero rescatar a alguno de esos, que me guste claro, y hacer que baje de su nube y disfrute la vida, salga al parque y huela las flores.

Y así es como hallé la respuesta a mi gusto por los patanes:
Son más jóvenes que yo porque, no sé, supongo algo de machismo y algo de mi papel de "salvador". Todavía pueden cambiar más fácilmente y demás. Además de que son lindos y llenos de vida y energía. Y me gustan patanes porque, además de que generalmente son guapos y en forma, me gustan los retos. La amenaza creíble de que me puedan cambiar de un momento a otro, me parece hasta cierto punto emocionante,y me hace mejorar la relación continuamente, aportar nuevas ideas, etc.. Yo no funciono sin metas o sin "incentivos" para mejorar, si anduviese con uno que ya le gusto y sé que me quiere, probablemente no me esfuerce mucho hasta que las cosas empiecen a decaer un poco y allí me pondría en acción .
En fin, saludos!

sábado, 10 de octubre de 2015

Los patanes y yo

Todo mal. En éstos últimos días he estado de pésimo humor y todo se ha salido de control.   La escuela va terriblemente mal, no voy pasando ni una. Lo peor es que no tengo motivación para hacerlo, últimamente he estado en un limbo donde nada me importa. Incluso se me ha olvidado comer algunos días.

Volviendo al punto, me están atacando en todos los frentes, casa, escuela, familia, amigos, etc. y aunque creo que no es imposible superar esto sólo, tener alguien que te apoye (que a su vez no sean parte del problema) ayudaría muchísimo.
Seguro estarán pensando: consíguete novio (o ve a terapia). Pero no es tan fácil como parece, no no no. Tal vez operativamente así, pero uno no anda con gente random.

El problema esta aquí: hay chicos buenos, lindos y que les importa. Pero a mí me gustan los patanes, los busco activamente, los cazo, hago todo por gustarles, llegando (y me pesa aceptarlo) a una especie de servilismo, porque no gano nada ni lo hago por conveniencia y es simplemente, servilismo. Fatal.

Mejor dicho, los patanes no me gustan, no congenio mucho con ellos. Son los patancitos los que me hacen perder el juicio. Por patancitos me refiero a de igual o menor edad.
Además tampoco caigo por el típico chico musculoso y grande. Oh no, delgados o en forma, rondando por mi estatura y carilindos. Al ser inter mis problemas de activo/pasivo se van.

Casualmente todos los que conozco con esas características resultan patanes. No sé si los busco conscientemente o es mera casualidad, que lo dudo. En realidad no sé por qué o de donde sale ese gusto (se aceptan teorías). Pero esos chicos en especial, entre peor sea la reacción mas interesantes y emocionantes me parecen. Me gusta que tomen el control, no sexual claro que la cama es mi reino, pero fuera de eso me resulta increíblemente ...gratificante...que me digan cómo cuando y donde, tomando en cuenta mi opinión y negociando claro, pero aún así. No sé si me explique. La idea de que alguien consuma el 70% de mi atención (más no de mi tiempo) me parece muy satisfactoria. Es un poco enfermo, supongo. En resumen, yo supongo que estoy dispuesto a ser el novio que le hace las tareas al otro y no le reclama infidelidades moderadas a cambio de afecto promedio por parte de ellos. Pero sólo con esta clase de chicos, con los demás tengo un gran sentido de justicia, pertinencia y esas cosas normales.

Actualmente tengo cosas que ver con 2, uno no tan patán de 17, y un patan màximo de 16, éste último es el que me trae como pendejo, uno de 21, lindo, otro de 21, que quiere algo lindo conmigo desde hace tiempo, uno de 20 muy tranquilo y uno de 23 que es bastante buena onda y está bien pero no hay "click" allí. De esos el patancito de 16 es mi mejor opción y aunque hago todo lo posible por gustarle no veo eso sucediendo. El de 17 es el second best, que es menos patán y es mucho más probable que algo pase con él, ya salimos y tuvimos "aquello" (jaja). Los otros están "asegurados" pero no me mueven como para algo más que sexo casual. Con el chaca ya no salgo más porque, efectivamente, hay brechas que nos hacían sentir incómodos y no podía funcionar así.

Lo que no entiendo es por qué me gustan estos patancitos sobre todos los demás. La teoría del macho alfa fuerte, grande y mayor no aplica. Digo, son chamaquitos escuálidos o en proceso de ponerse en forma que no tienen mucha idea de que hacer con su vida.
Una paradoja. Se aceptan comentarios.
Saludos!




viernes, 18 de septiembre de 2015

El Chaca

Muchos no sabrán a qué me refiero. Verán, en países con mucha desigualdad (como México), las diferencias en el ingreso hacen brechas abismales entre la sociedad. En las ciudades, hay un grupito de ingreso bajo que normalmente son así: morenos, fuertes, no guapos pero con (muy) buen cuerpo, hablan con un tonito particular, normalmente no-tan educados pero nobles y (según prejuicios) buenos en la cama. Los típicos chicos rudos, machitos y buenísimos que despiertan el morbo.

Eso sí, una cosa es que muchos les tengamos ganas y otra que intentemos acercarnos, es como un taboo.
Pues bueno, yo tenía muchas ganas de conocer a uno y <naturalmente> tener sexo con él desde hace tiempo pero no fue hasta la semana pasada que se me hizo.

Tiene todos los requisitos, moreno, fuerte, marcado, juega fútbol, no es guapo, habla como estereotípicamente se supone que lo haga, es muy machito, es ingenuo y terminó el bachillerato pero no asiste a la uni, es un tipo que se la pasa en la borrachera, trabaja, tiene historial con drogas pero estuvo en rehab. Una joyita de un sector de la población mexicana. Era una fantasía sexual en la que el chaca venía a ser un mero medio de morbo y placer. Yo estaba extasiado.

Pero al final las cosas no salieron como deberían (no sé porqué me sorprendo).
Salimos, pero no a coger. Al final él tenía un compromiso con sus amigos, pero me invitó. 
Total, al no coger tuve la oportunidad de conocerlo mejor, y para mi sorpresa encontré en el cualidades que busco en un chico. Es súper seguro de sí, es lindo,  es amable y noble y por primera vez, me sentí protegido. Me había sentido seguro con varios que he salido, pero no protegido. Además lo sentí genuino. Y por si fuera poco dijo algo con lo que remató "Yo si te quiero para algo bien"
Obviamente esto causó un tsunami de ideas en mí.

Tengo a un chico buenísimo, súper seguro, y ni tan buena ni tan mala persona en la bolsa, que además quiere algo bien. Pero es chaca.
Además de que decidí que de momento no me puedo meter en una relación porque no le puedo destinar el tiempo que merece debido a la escuela y otras actividades.
No quiero algo formal, pero me imagino que se puede arreglar. Lo que sí no cambia es que es chaca. Si bien las películas y telenovelas (especialmente las mexicanas) nos dicen que el amor rompe todas las barreras económicas y sociales y felices por siempre, las cosas no son así. Claro que me he imaginado salir con un tipo millonario o algo así. Pero jamás me pensé en la situación contraria de salir con alguien que vive en un barrio que aparece constantemente en los encabezados acompañado de palabras como "baleado" "robo" "asalto".

Además le he comentado a algunos amigos y todos concuerdan en que para coger están bien pero no saldrían con ellos de ninguna manera. 
Total, no sé que hacer. Porque el tipo además "quiere algo bien", no sé como proponerle ser amigos con beneficios o alguna alternativa.
En realidad no somos tan diferentes, pero tampoco somos todos iguales...

Vamos a salir de nuevo, eso es seguro, pero no sé que rumbo va a tomar esto. 
Al parecer es todo o nada, pero se me está ocurriendo algo ;)

domingo, 9 de agosto de 2015

Volver

Estoy de vuelta en México. Es raro. Todo es igual, pero parece tan diferente.
Me da mucha emoción estar de vuelta, sentirme querido y bienvenido por mi familia y amigos, incluso por mi lagarto.

Mucha gente va y regresa, pero una parte de ellos se queda allá, o jamás se va. Hay unos que no pueden esperar para salir del lugar donde vivieron; otros todo lo contrario, quieren regresar tan pronto como sea posible. Yo no sé, si no fuera por el factor de que aquí están mi familia, amigos y demás, no sé si habría algo que me haga quedarme.
No me quiero ir tampoco, pero la vida es un gran viaje y quedarse en un sólo punto no es bueno, ni es sano. (no me refiero sólo a la ubicación). Pienso en los pececillos en la pecera de un niño; a simple vista pueden tener todo, juegan y se mueven, pero están tan lejos de otro lugar en donde podrían estar, al cual pertenecen.

Después de mucho pensar y reflexionar (y muchas cervezas, drogas inocentes, tango y jazz (mucho de todo eso)) re-descubrí una de las máximas que hemos escuchado toda la vida, llegué a la conclusión de que quiero ser feliz.
No fue fácil, en serio, no lo fue, parece simple, pero no lo es. Para algunos sí, pero para mí no. Mucho menos fue responder a la pregunta que sigue, ¿cómo?, que a su vez viene acompañada de ¿qué me hace feliz?.
Fácil, lo que me gusta me hace feliz y lo que no, pues no. Por casi medio mes estuve encerrado en mi cuarto, con olor a quema y las cortinas cerradas que apenas dejaban entrar la luz intentando recordar todo aquello que me gusta.
Entre más indagaba mejor me conocía, buscaba relaciones y cada vez descubría más y más. Libros, lugares, ropa, comida, gente, palabras, edificios... Iba más y más lejos, y cuando recordé el olor a sopa de la casa de mi abuela no pude hacer más que sonreír y sentirme satisfecho. Esas cosas del día a día que muchas veces dejamos de ver.
Eso no quita que todavía se me pase a veces. Pero estoy más consciente.

Y por qué no muchas veces no hacía lo que me gusta? Por idiota, ciertamente. No es que hiciera todo lo contrario, pero muchas veces dejaba de hacer cosas, por idiota, no hay otra explicación.
Y bueno, ahora que comenzaré las clases estoy emocionado de volver. Tengo muchas ganas de ver que pasa y conocer nueva gente. Ni siquiera seguir adelante, sino seguir hacia donde esté mejor, adelante, atrás, arriba o abajo.


 

lunes, 15 de junio de 2015

Dos tipos de personas en el mundo

Capítulo I
Mi historia (en parte)


En el mundo hay dos tipos de personas: los que después de una situación compleja salen con una visión mejorada, más pulida del mundo y de ellos mismos y los que salen peor, inseguros e inestables.
Pero no hay que dejarnos engañar, es un proceso y requiere mucho tiempo y por tiempo no me estoy refiriendo a una cuantioso número de días. No, es un tiempo espiritual, el cual es único para cada persona. Normalmente veo gente que después de sus problemas, casi inmediatamente dicen que ya fue, que no estaba destinado a ser, que ya están bien y que hay que seguir adelante. Sin embargo lo único que hacen es elevar su autoestima y amor propio con alfileres, y al primer problema, cae un alfiler y consecuentemente todo su sistema. No pasa a todo mundo, hay gente que sale rápido, pero son los menos.
Más allá de lo que se escucha siempre, que en los problemas se conoce a los verdaderos amigos y que uno sale más fuerte; de una verdadera crisis, si es  reconocida, asumida, y saboreada, uno no termina siendo necesariamente alguien mejor, pero sí alguien que tuvo que analizar detalladamente su sistema ideológico para responder preguntas que han atormentado a la humanidad desde siempre; ¿cuál es el punto de esto? ¿por qué a mi? y en mi caso particular: ¿por qué todo no fue suficiente?
Yo siempre me he sabido una persona fuerte. Por motivos ajenos a mi tuve que crecer más rápido que el promedio. Cuando todavía era niño, mi vida dio muchos giros en sólo dos años y desde allí empecé a preguntarme el por qué de las cosas con mucho interés, me gustaba encontrar relaciones causales del mundo que me rodeaba. Mis juegos como único niño en la casa eran raros, muy sistemáticos y "civilizados" (me comparaba con mis primos, que a mi entender eran unos salvajes). 

No es que jugara ajedrez o cosas elevadas. Uno de lo que más me gustaba hacer era construir "ciudades" con mis juguetes, y una vez terminada, empezaba otra, no jugaba con lo que había construido, otro de mis juegos era agrupar mis animalitos por categorías, aves, mamíferos, ... o los de la selva en un lado, los de la sabana en otro, dinosaurios por allá. Siempre cuidando que las cosas fueran lógicas. 

Me acuerdo que con un primo siempre terminaba mal por cosas tan simples como "los elefantes no saltan" o porque él aventaba mis coches y terminaban estrellándose en algún lado. Eso me irritaba mucho pero no podía hacer nada porque bueno, tenía que jugar con él, muchas veces más por obligación que por gusto. Desde allí me daba cuenta que había gente como él, los niños "divertidos" y gente como yo, los niños "buenos", años después él se ganó el favor de los hombres de la familia por ser bueno en los deportes y yo el de las mujeres por lindo, aunque la distinción no era cosa de vida o muerte, pero sí se notaba.
Pasaron los años, y desde allí me gustó la escuela, tenía amigos, aprendía cosas, jugaba y estaba rodeado de gente, pero no por mucho tiempo, algo ideal. Con el tiempo me di cuenta que era relativamente bueno y que sacar relativamente buenas calificaciones no era cosa del otro mundo. Ya más grandecito comencé a tener amigos a mi imagen y semejanza: malos en los deportes, buenos en la escuela, simpáticos y con conocimiento general amplio. Ya con amigos parecidos, comencé a hacer comentarios en clases que, como siempre, terminaban siendo escuchados por varios más y eran motivo de risa. Allí comenzó algo más, me gustaba la atención. Y comencé a ser más y más extrovertido hasta el punto de ser conocido por todos los salones de mi grado y algunos otros, todo un logro.

 Ahora tenía más amigos, dos de ellos eran "chicos problema" uno porque sus padres trabajaban todo el tiempo y él y sus hermanos se tenían que arreglarse sólos y el otro por ser excesivamente consentido. A mi me gustaba eso, me ofrecía muchas oportunidades que no tenía con mis otros amigos, cosas simples, no dormir jugando videojuegos, ver "porno", hacer bromas a la gente y esas cosas. Esa etapa donde uno quiere ser "popular" y andar del tingo al tango. Mis viejos amigos pasaron a segundo plano por dos motivos, mis nuevos amigos representaban "traición" y me dejaron de hablar, luego los empezamos a bullear y bueno...
Después en la secu con mis -ahora nuevos "viejos"- amigos hubo una unión más significativa, fue la etapa de "grupo", todo para ser aceptado y mantenerse en el grupo de amigos. No me refiero a la clásica escena americana en donde si no usas rosa no te puedes sentar en la mesa. No algo mucho más sencillo, tipo, si uno de tus amigos escucha tal grupo, escuchas al menos varias canciones de ellos a ver si te gusta cuando menos una. 

Secundaria, principalmente segundo y tercero, fueron muy divertidos, porque logré tanto estar con mis amigos y ser parte de un grupo como divertirme por mi cuenta e ir por mis intereses, en la escuela, a diferencia de ellos, me seguía yendo bien.
No fue hasta la prepa que empezó el drama. Mi secundaria era de tamaño promedio, éramos a lo mucho unos 300 alumnos y 70 en mi generación. Pero mi prepa era bestial, en mi generación éramos como 800. Obviamente yo no sabía que hacer ni en donde encajar, mis amigos estaban en escuelas diferentes y al haber estado 9 años en la misma escuela con la misma gente mi habilidad social no era muy elevada.

Mi única opción era juntarme con los "machitos" que jugaban fútbol o lo que fuese o con las niñas, o simplemente ser una sombra. Con el deporte descartado, las niñas tampoco eran opción, porque no quería "parecer gay" porque ya saben, si te juntas con niñas eres gay y en esas épocas te importa mucho lo que piensa la gente. Además yo estaba en el proceso de aceptación porque apenas entrando, unas semanas después conocí a un chico que me gustó mucho, por primera vez sentía ese "algo" por un hombre. Hetero, por supuesto.
Cómo quería ahorrar problemas, decidí ser una sombra. Un suplicio les digo. Mi único amigo, irónicamente era ese chico. En parte porque lo busqué y en parte porque se dio.
Naturalmente, en una noche de alcohol le dije lo mucho que me gustaba y me dio a entender que yo era un demonio salido del más profundo infierno, o algo así. Tragedia.
Más que por el rechazo, la tragedia era que estaba sólo, nadie sabía, ni yo estaba seguro, y no tenía a nadie a quién decirle y supuse que sólo iba a poder, pero no pude. "Salí del closet" con mis amigos cercanos, que en contra de todas las expectativas, me apoyaron mucho y estoy siempre agradecido.
En la escuela al próximo año hablaba con más gente, me importaba menos lo que decían, aunque siempre me cuidaba de no ser motivo de escándalo o chisme. Hice amigos y todo bien. El tercer año fue más importante aún. Hice amigos que todavía siguen por allí, fui feliz en el ámbito académico, porque ya las materias iban por mi línea y todo bien. Conocí a mi mejor amiga también.

A estas alturas yo ya me consideraba inteligente, y no, no de ese "todos somos inteligentes" o "hay inteligencia para diferentes cosas", o algún pretexto tipo "los números no dicen que tan inteligente eres". Ciertamente no, yo he pasado materias incluso con 10 y no recuerdo más que el nombre del profesor. Pero esos números reflejan en buena medida lo siguiente: retención de datos, habilidad verbal, metodología de investigación, procesamiento de información, causalidad, eficiencia en producción, lógica, y hasta eso, si a esas vamos, gratitud y ego. Gratitud a los padres, porque les gusta ver esos numeritos impresos en esas presuntuosas hojas con logos, y ego porque sabes que al menos en algo en la escala del 0 al 10, estás en un 9. Boom.
Suena muy creído, pero no lo es. De hecho la base de eso es la humildad, saber qué sabes, estar seguro de eso y no hablar al tanteo y reconocer que siempre podemos aprender. Entre más cosas conoces más te das cuenta que hay muchas más cosas interesantes. Pero no puedes enfocarte en una ni en todas. Una tragedia. Tragedia también porque a diferencia de esos "sabelotodo", sufrimos por lo contrario, no podemos decirle a la gente lo que sabemos sin hacerlos sentir incómodos o ser molestos, salvo en casos especiales. En fin.
Volviendo al tema.
En la universidad más de lo mismo, nuevos amigos. Pero el año pasado pasó algo que jamás antes lo había hecho, al menos algo serio: cosas del amor.


Capítulo II
Mi crisis
 
A casi un año de que pasó todo, todavía se ven los efectos del desastre. La historia la saben, teníamos todo, química, física y algo más que no se puede describir, había algo. Lo que no hubo fue el tiempo correcto, o tal vez sí, pero hasta hace poco pensaba que era culpa del tiempo. Al principio, yo no lo quería, luego hubo un tiempo y luego él no me quería. Así de simple. Además él se consiguió novio al mismo tiempo, su primer novio, su "primer verdadero amor".
Yo, un chico perfeccionista, siempre intentando omitir el pasado, no podía entender que algo así me saliera mal cuando todo apuntaba para algo bien. Pasaba que estaba enamorisqueado y que los sentimientos afectaban mi juicio.

En la crisis pasó mucho. Lloré. Lloré como pocas veces he llorado. Si he llorado 5 veces en serio -golpearse con algo y llorar no cuenta- en los últimos 5 años es mucho, y por él lloré 3 veces. Dos sólo y una con mi mamá. 

La crisis me sirvió no para conocer a mis verdaderos amigos, eso se sabe, pero para mejorar nuestras relaciones, ir a algo más intimo. Notablemente la relación con mi mamá, que si bien sabía que onda jamás habíamos entrado en detalles ni hablado de un chico, y allí di rienda suelta a todo mi sentimentalismo y nuestra relación se volvió más cercana, cómo cuando era niño. Con mis amigos igual, al ya conocernos pocas veces se habla de algo tan íntimo y profundo.
Pero más allá de lo que pasa afuera y buscar respuestas por allí, (prepárense para una frase trillada), las respuestas están en uno mismo (allí está, lo dije).
Analizaba y volvía a analizar los hechos para descubrir en dónde estuvo el error. No lo encontraba y me frustraba, me sentía sólo y al no haber sido preferido a alguien más, me sentía vacío, que no podía ofrecer nada a nadie, al menos nada que la gente aceptara. Para llenar ese vacío pensé en todo, drogas y alcohol, que aunque a veces uso algunas, usarlas como refugio es peligroso y no lleva a nada bueno, con el alcohol igual. Hay que ser responsable para "agarrar el toro por los cuernos". 

Lo único que me quedaba era el sexo. Tuve mucho sexo, mucho y muy variado con muchas personas, pero no me llenaba, y el colmo fue una sesión masoquista con un tipo, que además de que estábamos muy drogados, no me sentía muy cómodo tratando a alguien así. O tal vez un poco, pero no sé.
El punto es que después de eso me calmé y seguí teniendo encuentros con uno u otro por allí. Luego pasó lo del vph y la gonorrea, que ya se controlaron pero igual tampoco da mucho ánimo.
Para esto, ahora estoy viviendo en otro país y tengo muchas oportunidades de hacer cosas solo y disfrutar mi soledad. Ha sido una gran experiencia en todos los sentidos.
Con el paso del tiempo, no dejaba de pensar en él, pero sí sentía que lo quería menos, o al menos diferente. Al principio me decía que las cosas pasaban por algo, pero no lo creía al 100. Curiosamente, por semana santa mis amigos salieron y yo estuve en la ciudad, tuve la oportunidad de hacer algo que no hacía desde que era niño, ir a la iglesia.
Siempre me he considerado religioso-espiritual, salvo cuando era puberto porque estaba en contra de todo, qué molesto. Y bueno, ese silencio y ambiente místico me ayudó a pensar mejor, estuve en ese ambiente prácticamente toda la semana. Fue una clase de purificación espiritual. No significa que dejé de tener sexo casual o de tomar alcohol, significa que reencontré el sentido a muchas cosas. Volví a leer la biblia (casi) todos los días y esas cosas, y honestamente en todo eso encontré bastante alivio e interés. 

Porque escéptico como siempre busqué argumentos en pro, en contra, analizaba los escritos más importantes, comparaba versiones y demás, además de interesarme en la estructura interna de la iglesia como organización y su modelo jerárquico. Estoy en contra de la ignorancia religiosa y los que creen por creer, el problema de la gente es que no piensa lo que sabe y lo toma como dogma. He leído sobre teología y demás y de vez en cuando te encuentras con cosas interesantes o aplicables a la vida. Desde un punto de vista no religioso los "ideales" siempre han sido atractivos, pero olvidados ahora, tanto políticos como económicos o morales. Y aquí viene lo importante:

En la esperanza fuimos salvados.

No voy a entrar en detalles porque sería demasiado agotador. Pero es eso, siempre hay que tener esperanza. Yo ya tenía esperanza en mi futuro, en mi pero no en una relación estable, que si bien no creo que sea necesaria es algo que nos hace la vida más llevadera. Si antes sentía que yo no era lo suficientemente bueno, ahora pienso que no es eso, es que yo estoy en una categoría diferente. No mejor o peor -bueno un poco mejor-.
Él mismo me dijo alguna vez "es que esperas mucho" y honestamente sí, y contrario a lo que creía antes, no necesito esperar menos. Al contrario, si se puede más y mejor. Porque así como él es feliz con su nueva relación yo también puedo serlo y no tengo que conformarme con lo que hay, porque sé que hay más.

Las personas como yo, complejas, intensas, dinámicas, inteligentes y con una moral y espiritualidad "elevada" sí existen, la prueba es que conozco a varios, y existimos. No dudo que habrá alguien por allí, o igual y no, espero que sí pero no lo sé por seguro, y no me gustaría saberlo. Si pasa, pasará y daré todo de mi, y si no tampoco es algo que me mate, claro que de vez en cuando un apapacho no está de más, pero no vivimos de eso. 

Yo si creo en lo eterno y en el amor, y creo que el amor jamás se merece, o se gana. El amor es un regalo y siempre estamos en deuda. Pienso en mis padres, ciertamente jamás los voy a querer como ellos a mí, y siento que sólo así podría querer a mis hijos. 

Yo creo que todos  podemos llegar a lo eterno, y no estoy hablando de "la vida eterna" o la reencarnación. Podemos ser muy técnicos y decir que lo eterno va por el lado de los hijos y el ciclo de la vida, que igual tiene algo de verdad. 

Pero mi punto es que cuando se ama ya no hay antes ni después, y el tiempo y lugar pasan a ser algo secundario, estando juntos semanas se vuelven días y un beso dura para siempre. También hay otros que viven para siempre en la memoria, esos que lograron sus sueños, que llegaron a donde pocos lo han hecho. Yo sólo digo, que en el mundo hay dos tipos de personas.

miércoles, 27 de mayo de 2015

Saddam

No he dejado de pensar en él. Es todo lo contrario a lo que normalmente me gusta y sin embargo ha logrado lo que pocos al tocar las fibras más sensibles de mi. Pero como siempre, parece ser un caso perdido.

Las cosas pasaron así:
Por cuestiones de la escuela y otras actividades sociales mis "operaciones sexuales" han quedado en un stand-by desde hace ya unos 14 días o algo así. Los últimos chicos con quienes ha pasado algo han sido pura "novedad". El primero, un chico de Dubai pero que vivía en Líbano y hace 6 meses llegó a Nederland, era ingeniero y había estudiado algo de finanzas y trabajado para un importante banco por allá. Tiene 25 años y la pasamos bien, aunque no pudimos hacer "todo" porque tenía paranoia de que sus compañeros de casa (musulmanes también) llegaran. A los pocos días conocí a un niño judío, físicamente muy lindo. Un típico judío europeo, rubio, ojos claros y algo religioso. Nada fuera de lo normal, pero nunca había tenido la oportunidad de intimar con uno de ellos, porque aunque en mi escuela hay muchos, se sienten mucho. -Ah eso es algo que me gusta de las culturas germánicas-nórdicas, todos son iguales y nadie se siente más que nadie porque todos saben lo que tienen. A diferencia de muchas otras culturas como la gringa o la mexicana.- Y finalmente una de las joyas de la corona, Saddam.

En mi casa la mayoría de los chicos con quienes comparto son musulmanes y me llevo muy bien con ellos, especialmente con uno, y sus amigos. -Si bien no tenía ninguna idea negativa sobre ellos, tampoco una positiva porque jamás había convivido con ellos, ahora tengo una mucho mejor imagen de ellos.-El fin de semana pasada vinieron varios a pasar el rato, uno de ellos se llama Saddam, de 29 años, un cuerpo de un chico normal, algo robusto pero nada trabajado, tenía el pelo corto y una barba muy sexy, moreno claro, una voz masculina pero dulce y unos ojos grandes, lindos que hablaban por sí solos. Naturalmente me sentí atraído a él y de vez en cuando le echaba el ojo, que total ya tengo práctica en este tipo de situaciones. En una de esas, notaba que él también me veía, pero pensaba que era normal -los árabes normalmente mantienen contacto con la mirada por ratos largos, que al principio es raro y uno se siente intimidado pero con el tiempo le agarra-. Pero algo me decía que no. Estuvimos hablando todos en grupo y me di cuenta que él sabe muchas cosas y tiene buena plática. Tiene novia y es bastante apegado al islam. Nada sorprendente hasta el momento. Lo sorprendente pasó después.
En algún momento nos quedamos los dos solos porque unos habían ido por unas cosas y otros por otras. Empezamos a hablar de unas cosas y no tardó mucho en hacer las clásicas preguntas sobre la novia y algo, pero que nosotros (como gays) sabemos que en realidad esperamos otra respuesta. Le dije que no, me pregunto por qué y le dije "pues ando en otras cosas ahorita". Llamaron a su teléfono y respondió en árabe y luego habló un poco en francés con alguien más. Luego de hablar un rato me dijo
S: puedo confiar en ti?
E: si, tranquilo
S: No tienes novia porque eres gay?
E: haha bueno, algo así.
S: y no tienes miedo?
E: sí, a veces, pero mi familia y mis amigos me apoyan, de hecho sólo tengo miedo a que no pueda crecer profesionalmente, quiero trabajar en el gobierno y no es tan fácil en méxico.
S: tu familia y amigos saben? Entonces estás fuera? (del closet)
E: Pues en mi casa se sabe y mis amigos lo saben, igual si me preguntan es muy probable que les diga, pero así fuera fuera no. Igual de vez en cuando voy a un bar pero no estoy en la escena.
S: Yo tengo miedo
*En ese momento su mirada dijo más que todo lo que se pueda decir, ni siquiera lo puedo explicar, miedo, inocencia, ternura, no sé. Me mató. Instantáneamente recordé lo que yo sentía hace 6, 7 años cuando finalmente me acepté como soy y después le dije a mis amigos. Pensé en lo afortunado que era de poder ser, relativamente, libre y en tener a mi mamá y amigos que a pesar de que unos son medio homofóbicos siempre han puesto nuestra amistad sobre todo y me han hecho sentir muy cómodo.*
E: Sí, te entiendo. (qué más le podía decir? "no tengas miedo"? yo en su lugar ni sabría que hacer)
S: Yo soy musulmán, y por mucho que digan siempre nos hacen diferentes, nos tratan diferente y nos pintan de terroristas y retrógradas. Y no, nosotros también lloramos, también sentimos, también nos divertimos... venimos por una mejor vida, en mi país no hay oportunidades, y aquí aunque nos va bien no nos va tan bien como quisiéramos... la mayoría no viene a quitarle trabajos a profesores o científicos, tienen tiendas, venden cosas, hacemos el dirty work.
E: Si, les pasa igual que a los mexicanos en US. *Lo veía tan lejos y jamás había tenido a un inmigrante a mi lado, mucho menos abriéndose*
S:  Para nosotros también la familia  y los amigos... nuestra comunidad, es muy importante y no quiero perderla.
E: Si ya...no sé que decirte....
Luego hablamos de cosas sin importancia y le dije:
E: pues si quieres podemos hablar más otro día, ser amigos o algo
S: pásame tu número
Ya, se lo pasé, luego me dijo: mira y me enseñó una foto "personal" sólamente sonreí y el sonrió también y al rato llegaron los demás y allí estuvimos hasta que se fueron.
Eso fue hace casi una semana y no ha dado señales de vida. Y así es cómo una persona en cuestión de minutos se queda grabada en tu memoria. Guapo, lindo, interesante, espiritual, masculino, y relativamente alejado del mundo gay y sus excesos, él es la clase de chico que me gusta. Dato curioso, descubrí el patrón, para cuando le hago de activo me gustan más aniñados, lindos y de piel más clara, de entre 17-21 , mientras que cuando le hago de activo me gustan más grandes, de edad y de cuerpo, morenos, algunos con barba, tipo de 21-30. Aunque no es regla y por estos valles ya no se distingue raza ni religión hahhaa.
Con Adi ya no pasó nada, no hubo química y ahora estoy teniendo ondas con un chico muy simpático. Pero no sé, al menos sexualmente no tengo ganas de hacer nada con nadie, siempre me pasa cuando conozco gente así, que no han sido muchos, que me dan esas ganas de algo más que sexo casual. Luego se me pasa y sigo con lo mío haha.
Por cierto, intenté estar en "pureza" y al no tener absolutamente NADA de acción, incluida la solitaria, durante 4 días yo ya me estaba muriendo, me excitaba a la menor provocación, todo me daba morbo y fue un horror. Por un lado me gustó acumular toda esa energía sexual pero por otro lado me sacó de onda que me pusiera tan así.
Total, que uno es joven y los años no regresan.