lunes, 15 de junio de 2015

Dos tipos de personas en el mundo

Capítulo I
Mi historia (en parte)


En el mundo hay dos tipos de personas: los que después de una situación compleja salen con una visión mejorada, más pulida del mundo y de ellos mismos y los que salen peor, inseguros e inestables.
Pero no hay que dejarnos engañar, es un proceso y requiere mucho tiempo y por tiempo no me estoy refiriendo a una cuantioso número de días. No, es un tiempo espiritual, el cual es único para cada persona. Normalmente veo gente que después de sus problemas, casi inmediatamente dicen que ya fue, que no estaba destinado a ser, que ya están bien y que hay que seguir adelante. Sin embargo lo único que hacen es elevar su autoestima y amor propio con alfileres, y al primer problema, cae un alfiler y consecuentemente todo su sistema. No pasa a todo mundo, hay gente que sale rápido, pero son los menos.
Más allá de lo que se escucha siempre, que en los problemas se conoce a los verdaderos amigos y que uno sale más fuerte; de una verdadera crisis, si es  reconocida, asumida, y saboreada, uno no termina siendo necesariamente alguien mejor, pero sí alguien que tuvo que analizar detalladamente su sistema ideológico para responder preguntas que han atormentado a la humanidad desde siempre; ¿cuál es el punto de esto? ¿por qué a mi? y en mi caso particular: ¿por qué todo no fue suficiente?
Yo siempre me he sabido una persona fuerte. Por motivos ajenos a mi tuve que crecer más rápido que el promedio. Cuando todavía era niño, mi vida dio muchos giros en sólo dos años y desde allí empecé a preguntarme el por qué de las cosas con mucho interés, me gustaba encontrar relaciones causales del mundo que me rodeaba. Mis juegos como único niño en la casa eran raros, muy sistemáticos y "civilizados" (me comparaba con mis primos, que a mi entender eran unos salvajes). 

No es que jugara ajedrez o cosas elevadas. Uno de lo que más me gustaba hacer era construir "ciudades" con mis juguetes, y una vez terminada, empezaba otra, no jugaba con lo que había construido, otro de mis juegos era agrupar mis animalitos por categorías, aves, mamíferos, ... o los de la selva en un lado, los de la sabana en otro, dinosaurios por allá. Siempre cuidando que las cosas fueran lógicas. 

Me acuerdo que con un primo siempre terminaba mal por cosas tan simples como "los elefantes no saltan" o porque él aventaba mis coches y terminaban estrellándose en algún lado. Eso me irritaba mucho pero no podía hacer nada porque bueno, tenía que jugar con él, muchas veces más por obligación que por gusto. Desde allí me daba cuenta que había gente como él, los niños "divertidos" y gente como yo, los niños "buenos", años después él se ganó el favor de los hombres de la familia por ser bueno en los deportes y yo el de las mujeres por lindo, aunque la distinción no era cosa de vida o muerte, pero sí se notaba.
Pasaron los años, y desde allí me gustó la escuela, tenía amigos, aprendía cosas, jugaba y estaba rodeado de gente, pero no por mucho tiempo, algo ideal. Con el tiempo me di cuenta que era relativamente bueno y que sacar relativamente buenas calificaciones no era cosa del otro mundo. Ya más grandecito comencé a tener amigos a mi imagen y semejanza: malos en los deportes, buenos en la escuela, simpáticos y con conocimiento general amplio. Ya con amigos parecidos, comencé a hacer comentarios en clases que, como siempre, terminaban siendo escuchados por varios más y eran motivo de risa. Allí comenzó algo más, me gustaba la atención. Y comencé a ser más y más extrovertido hasta el punto de ser conocido por todos los salones de mi grado y algunos otros, todo un logro.

 Ahora tenía más amigos, dos de ellos eran "chicos problema" uno porque sus padres trabajaban todo el tiempo y él y sus hermanos se tenían que arreglarse sólos y el otro por ser excesivamente consentido. A mi me gustaba eso, me ofrecía muchas oportunidades que no tenía con mis otros amigos, cosas simples, no dormir jugando videojuegos, ver "porno", hacer bromas a la gente y esas cosas. Esa etapa donde uno quiere ser "popular" y andar del tingo al tango. Mis viejos amigos pasaron a segundo plano por dos motivos, mis nuevos amigos representaban "traición" y me dejaron de hablar, luego los empezamos a bullear y bueno...
Después en la secu con mis -ahora nuevos "viejos"- amigos hubo una unión más significativa, fue la etapa de "grupo", todo para ser aceptado y mantenerse en el grupo de amigos. No me refiero a la clásica escena americana en donde si no usas rosa no te puedes sentar en la mesa. No algo mucho más sencillo, tipo, si uno de tus amigos escucha tal grupo, escuchas al menos varias canciones de ellos a ver si te gusta cuando menos una. 

Secundaria, principalmente segundo y tercero, fueron muy divertidos, porque logré tanto estar con mis amigos y ser parte de un grupo como divertirme por mi cuenta e ir por mis intereses, en la escuela, a diferencia de ellos, me seguía yendo bien.
No fue hasta la prepa que empezó el drama. Mi secundaria era de tamaño promedio, éramos a lo mucho unos 300 alumnos y 70 en mi generación. Pero mi prepa era bestial, en mi generación éramos como 800. Obviamente yo no sabía que hacer ni en donde encajar, mis amigos estaban en escuelas diferentes y al haber estado 9 años en la misma escuela con la misma gente mi habilidad social no era muy elevada.

Mi única opción era juntarme con los "machitos" que jugaban fútbol o lo que fuese o con las niñas, o simplemente ser una sombra. Con el deporte descartado, las niñas tampoco eran opción, porque no quería "parecer gay" porque ya saben, si te juntas con niñas eres gay y en esas épocas te importa mucho lo que piensa la gente. Además yo estaba en el proceso de aceptación porque apenas entrando, unas semanas después conocí a un chico que me gustó mucho, por primera vez sentía ese "algo" por un hombre. Hetero, por supuesto.
Cómo quería ahorrar problemas, decidí ser una sombra. Un suplicio les digo. Mi único amigo, irónicamente era ese chico. En parte porque lo busqué y en parte porque se dio.
Naturalmente, en una noche de alcohol le dije lo mucho que me gustaba y me dio a entender que yo era un demonio salido del más profundo infierno, o algo así. Tragedia.
Más que por el rechazo, la tragedia era que estaba sólo, nadie sabía, ni yo estaba seguro, y no tenía a nadie a quién decirle y supuse que sólo iba a poder, pero no pude. "Salí del closet" con mis amigos cercanos, que en contra de todas las expectativas, me apoyaron mucho y estoy siempre agradecido.
En la escuela al próximo año hablaba con más gente, me importaba menos lo que decían, aunque siempre me cuidaba de no ser motivo de escándalo o chisme. Hice amigos y todo bien. El tercer año fue más importante aún. Hice amigos que todavía siguen por allí, fui feliz en el ámbito académico, porque ya las materias iban por mi línea y todo bien. Conocí a mi mejor amiga también.

A estas alturas yo ya me consideraba inteligente, y no, no de ese "todos somos inteligentes" o "hay inteligencia para diferentes cosas", o algún pretexto tipo "los números no dicen que tan inteligente eres". Ciertamente no, yo he pasado materias incluso con 10 y no recuerdo más que el nombre del profesor. Pero esos números reflejan en buena medida lo siguiente: retención de datos, habilidad verbal, metodología de investigación, procesamiento de información, causalidad, eficiencia en producción, lógica, y hasta eso, si a esas vamos, gratitud y ego. Gratitud a los padres, porque les gusta ver esos numeritos impresos en esas presuntuosas hojas con logos, y ego porque sabes que al menos en algo en la escala del 0 al 10, estás en un 9. Boom.
Suena muy creído, pero no lo es. De hecho la base de eso es la humildad, saber qué sabes, estar seguro de eso y no hablar al tanteo y reconocer que siempre podemos aprender. Entre más cosas conoces más te das cuenta que hay muchas más cosas interesantes. Pero no puedes enfocarte en una ni en todas. Una tragedia. Tragedia también porque a diferencia de esos "sabelotodo", sufrimos por lo contrario, no podemos decirle a la gente lo que sabemos sin hacerlos sentir incómodos o ser molestos, salvo en casos especiales. En fin.
Volviendo al tema.
En la universidad más de lo mismo, nuevos amigos. Pero el año pasado pasó algo que jamás antes lo había hecho, al menos algo serio: cosas del amor.


Capítulo II
Mi crisis
 
A casi un año de que pasó todo, todavía se ven los efectos del desastre. La historia la saben, teníamos todo, química, física y algo más que no se puede describir, había algo. Lo que no hubo fue el tiempo correcto, o tal vez sí, pero hasta hace poco pensaba que era culpa del tiempo. Al principio, yo no lo quería, luego hubo un tiempo y luego él no me quería. Así de simple. Además él se consiguió novio al mismo tiempo, su primer novio, su "primer verdadero amor".
Yo, un chico perfeccionista, siempre intentando omitir el pasado, no podía entender que algo así me saliera mal cuando todo apuntaba para algo bien. Pasaba que estaba enamorisqueado y que los sentimientos afectaban mi juicio.

En la crisis pasó mucho. Lloré. Lloré como pocas veces he llorado. Si he llorado 5 veces en serio -golpearse con algo y llorar no cuenta- en los últimos 5 años es mucho, y por él lloré 3 veces. Dos sólo y una con mi mamá. 

La crisis me sirvió no para conocer a mis verdaderos amigos, eso se sabe, pero para mejorar nuestras relaciones, ir a algo más intimo. Notablemente la relación con mi mamá, que si bien sabía que onda jamás habíamos entrado en detalles ni hablado de un chico, y allí di rienda suelta a todo mi sentimentalismo y nuestra relación se volvió más cercana, cómo cuando era niño. Con mis amigos igual, al ya conocernos pocas veces se habla de algo tan íntimo y profundo.
Pero más allá de lo que pasa afuera y buscar respuestas por allí, (prepárense para una frase trillada), las respuestas están en uno mismo (allí está, lo dije).
Analizaba y volvía a analizar los hechos para descubrir en dónde estuvo el error. No lo encontraba y me frustraba, me sentía sólo y al no haber sido preferido a alguien más, me sentía vacío, que no podía ofrecer nada a nadie, al menos nada que la gente aceptara. Para llenar ese vacío pensé en todo, drogas y alcohol, que aunque a veces uso algunas, usarlas como refugio es peligroso y no lleva a nada bueno, con el alcohol igual. Hay que ser responsable para "agarrar el toro por los cuernos". 

Lo único que me quedaba era el sexo. Tuve mucho sexo, mucho y muy variado con muchas personas, pero no me llenaba, y el colmo fue una sesión masoquista con un tipo, que además de que estábamos muy drogados, no me sentía muy cómodo tratando a alguien así. O tal vez un poco, pero no sé.
El punto es que después de eso me calmé y seguí teniendo encuentros con uno u otro por allí. Luego pasó lo del vph y la gonorrea, que ya se controlaron pero igual tampoco da mucho ánimo.
Para esto, ahora estoy viviendo en otro país y tengo muchas oportunidades de hacer cosas solo y disfrutar mi soledad. Ha sido una gran experiencia en todos los sentidos.
Con el paso del tiempo, no dejaba de pensar en él, pero sí sentía que lo quería menos, o al menos diferente. Al principio me decía que las cosas pasaban por algo, pero no lo creía al 100. Curiosamente, por semana santa mis amigos salieron y yo estuve en la ciudad, tuve la oportunidad de hacer algo que no hacía desde que era niño, ir a la iglesia.
Siempre me he considerado religioso-espiritual, salvo cuando era puberto porque estaba en contra de todo, qué molesto. Y bueno, ese silencio y ambiente místico me ayudó a pensar mejor, estuve en ese ambiente prácticamente toda la semana. Fue una clase de purificación espiritual. No significa que dejé de tener sexo casual o de tomar alcohol, significa que reencontré el sentido a muchas cosas. Volví a leer la biblia (casi) todos los días y esas cosas, y honestamente en todo eso encontré bastante alivio e interés. 

Porque escéptico como siempre busqué argumentos en pro, en contra, analizaba los escritos más importantes, comparaba versiones y demás, además de interesarme en la estructura interna de la iglesia como organización y su modelo jerárquico. Estoy en contra de la ignorancia religiosa y los que creen por creer, el problema de la gente es que no piensa lo que sabe y lo toma como dogma. He leído sobre teología y demás y de vez en cuando te encuentras con cosas interesantes o aplicables a la vida. Desde un punto de vista no religioso los "ideales" siempre han sido atractivos, pero olvidados ahora, tanto políticos como económicos o morales. Y aquí viene lo importante:

En la esperanza fuimos salvados.

No voy a entrar en detalles porque sería demasiado agotador. Pero es eso, siempre hay que tener esperanza. Yo ya tenía esperanza en mi futuro, en mi pero no en una relación estable, que si bien no creo que sea necesaria es algo que nos hace la vida más llevadera. Si antes sentía que yo no era lo suficientemente bueno, ahora pienso que no es eso, es que yo estoy en una categoría diferente. No mejor o peor -bueno un poco mejor-.
Él mismo me dijo alguna vez "es que esperas mucho" y honestamente sí, y contrario a lo que creía antes, no necesito esperar menos. Al contrario, si se puede más y mejor. Porque así como él es feliz con su nueva relación yo también puedo serlo y no tengo que conformarme con lo que hay, porque sé que hay más.

Las personas como yo, complejas, intensas, dinámicas, inteligentes y con una moral y espiritualidad "elevada" sí existen, la prueba es que conozco a varios, y existimos. No dudo que habrá alguien por allí, o igual y no, espero que sí pero no lo sé por seguro, y no me gustaría saberlo. Si pasa, pasará y daré todo de mi, y si no tampoco es algo que me mate, claro que de vez en cuando un apapacho no está de más, pero no vivimos de eso. 

Yo si creo en lo eterno y en el amor, y creo que el amor jamás se merece, o se gana. El amor es un regalo y siempre estamos en deuda. Pienso en mis padres, ciertamente jamás los voy a querer como ellos a mí, y siento que sólo así podría querer a mis hijos. 

Yo creo que todos  podemos llegar a lo eterno, y no estoy hablando de "la vida eterna" o la reencarnación. Podemos ser muy técnicos y decir que lo eterno va por el lado de los hijos y el ciclo de la vida, que igual tiene algo de verdad. 

Pero mi punto es que cuando se ama ya no hay antes ni después, y el tiempo y lugar pasan a ser algo secundario, estando juntos semanas se vuelven días y un beso dura para siempre. También hay otros que viven para siempre en la memoria, esos que lograron sus sueños, que llegaron a donde pocos lo han hecho. Yo sólo digo, que en el mundo hay dos tipos de personas.

1 comentario:

  1. Interesante post, ciertamente los que somos realmente sensible podemos escribir un escrito tan sublime como el que has escrito... me sentí reflejado wn ciertas partes así que no eres el único. Al tema, dices ser una persona fuerte, yo por el contrario me considero una persona débil que ha tenido q aprender a la fuerza que un rechazo no puede ser lo peor del mundo. Cierto hay personas q se recuperan rápido otras (como yo), lento... pero es un proceso que a cada uno le toca pasar. No es que ya no le importe esa persona, es que hay que entender que todo tiene un inicio y un fin... el fin es doloroso porque duele, pero se pasa. Todo pasa. El amor existe y yo no lo considero solo el amor eros, existe varios tipos de amor que no entenderemos. Si alguien se quiere parametrar con que el amor es exclusivo de pareja, su problema... al solo se frustrará si no encuentra ello que esperaba. Hay que abrir más la mente a lo que nos rodea y mirar atrás porque cada cosa que vivimos tiene un propósito. Quizás miras y lo que viviste sirva como testimonio para otros que estén pasando por algo similar (nunca igual). En eso de la escuela no puedo opinar ya que no sé cómo está distribuida la educación en México. En fin excelente post

    Saludos

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